Esta es la palabra que Dios puso en mi durante una mañana de oración. A veces, en nuestro caminar con Cristo, llegamos a un punto en el que queremos ver nuestros deseos realizarse al instante.
La desesperación es un impulso fuerte y de muy fácil acceso. A veces nos desesperamos y queremos tomar riesgos audaces para llenar esa falta de paciencia. Llegamos a un punto en el que no nos importan las consecuencias y solo pensamos en la gratificación instantánea. Pero Dios me recordó que, en nuestro estado de desesperación, es cuando Él cautiva. Cuando nos sentimos desesperados en la vida, llama a la puerta de nuestros corazones y dice que convierta toda esa desesperación en una intensa pasión por él.
Es ese sentimiento de desesperación lo que nos lleva a enredar las cosas y luego sufrir las consecuencias. Pero si nos tomamos el tiempo que usamos en soñar con las cosas que queremos, pero no deberíamos tener y el tiempo que usamos planeando cómo obtenerlas, y lo enfocamos en preguntarle a Jesús qué quiere que hagamos estos momentos en nuestras vidas, nuestra perspectiva cambiará. Pídele a Dios que le dé un giro a tu desesperación, un giro por Su presencia, un giro hacia las cosas que vienen de Él.
Oración:
Gracias, Dios, por atraparme y sacarme del trance de querer las cosas personas que solo sacarán lo peor de mí, incluso si no veo ahora por qué no puedo tenerlo, sé que lo que tienes para mí es mucho mejor y valdrá la pena sacrificar esas cosas por ti. "Para ti, Dios, Porque yo sé muy bien los planes que tienes para mis planes para prosperarme y no para hacerme daño, planes para darme esperanza y futuro, a fin de darles un futuro y una esperanza”.